Aunque se tarda unos segundos en aterrizar en una fuente de noticias, se necesita mucho más tiempo para absorber y evaluar lo que leemos. Aunque sabemos que los regímenes autoritarios controlan y censuran la información, una serie de escándalos demostró que los gobiernos democráticos también pueden engañar al público con la colaboración de los medios de comunicación. Esto puede socavar la fe pública en las narrativas oficiales presentadas por las fuentes dominantes, lo que da lugar a periódicos, programas de radio y televisión por cable alternativos, y más recientemente con Internet, los mensajes en las redes sociales, los blogs, los vídeos en línea, etc., que pueden convertir a cada ciudadano en un reportero en potencia. Las distintas fuentes pueden discrepar no sólo en las opiniones, sino en los propios hechos. Entonces, ¿cómo llegamos a la verdad? En este tema exploraremos la gran cantidad de información que llamamos “noticias falsas”, pero que deberíamos llamar de otra manera. Se trata de un término que se popularizó tras las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, y parece estar por todas partes. Entonces, ¿qué significa realmente y es útil para entender el aumento de contenidos falsos que encontramos en Internet, o necesitamos más conceptos para captar su complejidad?
Fake news" fue el término del año por el Diccionario de Inglés Collins en 2017, el mismo año en que el Foro Económico Mundial abordó en su evaluación de riesgos el problema de la desinformación, la mala información y la propaganda. Como sabemos, la manipulación y la propaganda son prácticas milenarias, así que ¿qué ha cambiado exactamente en los últimos años? Las campañas presidenciales estadounidenses de 2016 se organizaron de forma estratégica y bien financiada, con un equipo profesional y la intención de influir en los procesos políticos, tanto nacionales como extranjeros. Además, las nuevas tecnologías han facilitado enormemente la organización de este tipo de campañas, haciéndolas accesibles a un público más amplio con mayor rapidez y menor riesgo. Los expertos sostienen que el término "noticias falsas" es inadecuado para describir el complejo fenómeno de la desinformación y la mala información, que no sólo implica contenidos "falsos", sino también fabricados y prácticas que van más allá de las "noticias" convencionales. Otra razón por la que es engañoso es el hecho de que algunos políticos y el público en general se han apropiado del término para rechazar cualquier contenido que consideren desagradable. Por lo tanto, al hablar de contenidos falsificados, utilicemos los términos más elaborados de desinformación y mala información. Veamos sus definiciones a continuación.
Según la definición del Grupo de Expertos de Alto Nivel de la Comisión Europea, la desinformación es: "toda forma de información falsa, inexacta o engañosa diseñada, presentada y promovida para causar intencionadamente daño público o con ánimo de lucro". Aunque esta definición refleja la amplia definición de fake news, se trata de un término menos polémico y con menos carga política, por lo que las instituciones y organismos se inclinan por la "desinformación". El elemento clave de la desinformación es la intencionalidad del "autor" de causar daño.
La mala información difiere de la "desinformación" en la intencionabilidad del autor o editor de compartir noticias falsas. Esto ocurre cuando se comparte información falsa, pero sin intención de causar daño, normalmente por culpa de una parte mal informada. Esta sutil pero importante distinción puede contribuir a entender mejor si hay que asignar responsabilidades a quienes participan en la difusión de desinformación.
La mala información es un fenómeno que se produce cuando se comparte información auténtica con la intención de perjudicar a una persona, una organización o un país. Un ejemplo puede ser la publicación en Internet de los datos privados de un político.
Definición | Ejemplo | |
Información errónea | Cuando se comparte información falsa, pero no se pretende hacer daño. | Durante las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, un tuit sobre una máquina de votación “amañada” en Filadelfia se compartió más de 11 000 veces. Más tarde se estableció que el tuit original era un error cometido por un votante que no había seguido las instrucciones expuestas en la máquina de votación |
Desinformación | Cuando se comparte conscientemente información falsa para causar daño. | Durante las elecciones presidenciales francesas de 2017, se creó una versión duplicada del periódico belga Le Soir, con un artículo falso en el que se afirmaba que Emmanuel Macron estaba siendo financiado por Arabia Saudí |
Malinformación | Cuando se comparte información genuina para causar daño. | Algunos ejemplos son la filtración intencionada de los correos electrónicos privados de un político, como ocurrió durante las elecciones presidenciales en Francia |
Como hemos visto, la distinción entre los términos se basa en el nivel de facticidad y la intención de dañar. Todos los términos han sido definidos y redefinidos en diferentes contextos, y esta cacofonía de definiciones supone un obstáculo a la hora de diseñar una respuesta eficaz para hacerle frente. Sin embargo, existe un consenso cada vez mayor entre los actores de las políticas públicas en contra del uso del término “noticias falsas” y a favor del uso del término “desinformación” para describir lo que generalmente se entiende como información falsa o engañosa producida para causar daño intencionadamente o con ánimo de lucro.
Ahora que hemos comprendido la distinta naturaleza de cada una de las definiciones y nos hemos equipado con el lenguaje correcto, podemos identificar mejor la información falsa con la que nos topamos. En la infografía siguiente, puedes ver otros tipos de noticias engañosas. Cuando estés preparado, ¡puedes continuar con la primera Actividad!